Los cronistas de Indias dejaron las primeras noticias sobre el territorio de Nicaragua. Cabe destacar que los cronistas no pertenecen a la literatura pero constituyen sus antecedentes remotos; en estilo descriptivo revelan la impresión que produjo en sus autores esta pequeña parte del Nuevo Mundo, informan abundantemente acerca de los aborígenes, narran los hechos de la conquista y consignan detalles pintorescos; ofrecen en fin una viva y variada visión de la época y del pasado inmediato.
El almirante Cristóbal Colón, a raíz del descubrimiento de la provincia por el Atlántico en su cuarto viaje el 12 de septiembre de 1502 envió una carta a los reyes católicos en la que relata la forma de su arrivo después de combatir el viento y las corrientes durante ochenta y ocho días.
Gil González Dávila -quien había penetrado por Pacífico con una expedición descubridora procedente de Panamá- da cuenta en Santo Domingo a Carlos V y al Obispo Alonso de Fonseca el 6 y 8 de marzo de 1524 respectivamente de sus hechos.
el 14 de julio del mismo año Pedro Mártir de Anglería continúa redactando lo que es De Orbe Novo en el que reproduce el diálogo entre Gil González Dávila y Nicaragua, quien diera su nombre al país. Entre otros cronistas se destaca Gonzalo Fenández de Oviedo quien dio una extensa relación de las cosas notables de la provincia, a la que visitó de 1528 a 1529, en su Historia General y Natural de la Indias.
A este grupo de cronistas está vinculado el primer nicaragüense que manejó la pluma : el conquistador Juan Dávila firmante de una Relación circunstanciada de la provinia de Costa Rica. Dávila realiza sus muy apreciaciones, de enorme valor inclusive para el enfoque cultural de los naturales de nuestro país.
Aunque lo hicieran por información complementaria y sin intención previa, los cronistas se apriopan de un caudal narrativo, relatan sucesos, anécdotas y describen la vastedad de la naturaleza con sus lagos y ríos perdurando además por su inminente valor documental.